Del 28 al 30 de junio, en el marco de la XXII edición de FILGUA, se realizará el Primer Encuentro de Literatura Infantil Centro de América, organizado por Libros para Niños e IBBY Guatemala, con el auspicio de la feria. El encuentro reunirá a actores del mundo del libro infantil de la región para intercambiar experiencias, fortalecer vínculos y propiciar espacios de colaboración como parte de un esfuerzo estratégico para contribuir a una mirada regional y fomentar redes en torno a la investigación, producción, circulación y promoción de la literatura infantil centroamericana.
En este contexto, el 28 de junio se inaugurará la muestra “Ilustrando para niños en CA”, con el apoyo del ilustrador costarricense Héctor Gamboa. Para ahondar más en las motivaciones de esta propuesta, conocer más sobre su proceso y comprender la visión que la impulsa, conversamos con Héctor Gamboa, una figura clave en esta apuesta por la literatura infantil centroamericana.
Héctor Gamboa: un ilustrador con compromiso colectivo.
Con más de cuatro décadas de trayectoria, Héctor Gamboa comenzó su carrera movido por las “puras ganas de pintar” y de poder vivir de ello. Su formación en pintura y grabado “condicionaba sus habilidades” al inicio, cuando ilustraba y diseñaba en una oficina de materiales educativos con herramientas “rudimentarias”. Con el tiempo, fue descubriendo “las infinitas posibilidades técnicas y los nuevos mensajes que surgen de la experimentación con el texto y la imagen”. Así fue como aprendió a valorar el diálogo entre lenguajes y el poder de una comunicación cruda, irónica, divertida y empática.
La espontaneidad es su receta principal al crear, aunque puede pasar “medio día cambiando la posición de una pupila” hasta lograr la expresión “correcta”. Admira a ilustradores como Shaun Tan, Roberto Innocenti o Pacheco, capaces de crear verdaderos mundos a través de la perfección técnica, pero Héctor ha aprendido a disfrutar de su propia naturaleza “más ligera, bromista e histriónica”: “me encanta exagerar y que se note. Me gusta que el lector vea y reconozca mis defectos y acepte jugar conmigo.” Como director gráfico de la editorial La Jirafa y Yo, dice que diseñar es “poner los cimientos después del techo”, y aunque el proceso puede ser tortuoso, al ver el libro en manos de la gente, “las dudas, el sufrimiento y los pleitos con el impresor se desvanecen.”
Esta experiencia acumulada como ilustrador y diseñador se traduce también en un impulso colectivo, que lo ha llevado a pensar más allá de su trabajo individual.
Muestra “Ilustrando para niños en CA”, un primer paso para conectar a ilustradores de la región.
Héctor describe la iniciativa de la exposición física “Ilustrando para niños en CA”, así como la Muestra Digital de Ilustradores Centroamericanos, como un primer paso hacia la promoción de un ecosistema regional en el que los ilustradores de libros infantiles puedan encontrarse, reconocerse y fortalecer vínculos de colaboración y apoyo mutuo. Héctor nos cuenta que la idea de crear un catálogo digital nació a partir de una serie de conversaciones con Gloria Carrión, directora de Libros para Niños, impulsadas por un compromiso genuino con los libros concebidos y elaborados para las infancias.
La iniciativa surge de lo que él llama “una mutua conciencia del inmenso valor que las ilustraciones aportan a los libros hoy en día”, especialmente en una región donde el camino de la ilustración infantil suele estar lleno de “baches, precipicios y curvas demoníacas”. Para Héctor, el trabajo impreso en los libros para niños en Centroamérica refleja un notable talento y compromiso. Y aun sabiendo que era imposible reunir a todos los creadores, la invitación de Filgua y el patrocinio de IBBY Guatemala para realizar la exposición representaban una valiosa “oportunidad de vernos, de que nos vieran y de iniciar un diálogo fecundo en las páginas del catálogo”.
Una experiencia compartida.
Héctor nos comenta que se daría por bien servido si las imágenes de esta exposición provocasen en los espectadores, los editores y los participantes “un décimo de la admiración, el gozo y el interés” que le provocaron a él: “uno lo hace esperando que produzcan cierto efecto y acaben caminando un sendero propio.”
Para Héctor, en nuestra región, solo la terquedad convierte a un dibujante o diseñador con inclinaciones artísticas en profesional de la ilustración: “sospecho de todas maneras que eso es un fenómeno global en las regiones que no tienen las economías de escala apropiadas en la industria editorial, aunque digo “industria” con un dejo de ironía”, nos dijo. Sin embargo, reconoce que hay mucho talento en la región: “creo que ver el trabajo de los colegas, compartir una sala de exposiciones y un catálogo con ellos, es algo valioso en sí.”
En ese sentido Héctor estima que “ojalá y sirvan esta y otras iniciativas para crear un ecosistema regional” y considera que los estados, los lectores y el mercado minorista en Centroamérica vive de espaldas a sí mismo: “no sabemos quiénes somos y no creemos en la posibilidad de hacer pensando en nosotros, en nuestra región tan única, tan diversa, tan llena de miseria como de portentos no hay un camino sin primer paso.”
Una mirada de futuro: hacia la construcción de una comunidad regional
Con la mirada puesta en el futuro, Héctor considera que es necesario construir un mercado regional del libro: “uno que nos permita promover a nuestros autores e ilustradores en el ámbito regional e internacional en condiciones adecuadas.” También subraya la urgencia de generar conciencia institucional sobre la importancia fundamental del trabajo creativo y de los libros en la construcción de una verdadera comunidad regional, una que brinde refugio colectivo en los tiempos inciertos que, según Héctor, vivirán las niñas y niños centroamericanos de hoy y de mañana, cuando crezcan.